Época de reinventarse, dicen; época de retomar mi primigenia profesión, en su acepción de "originaria".
La otra acepción que la RAE aplica a primigenia es "primitivo", que no es aplicable a alguien que quiera estar en activo actualmente.
Desde mi primera Nikon F2 hasta la actual Sony Alpha 7SIII hay una evolución que abre un campo de posibilidades, inimaginables a finales de los 70.
La tecnología permite una organización en el trabajo de campo, permitiendo simplificar el equipo de trabajo. Los sistemas de programar perfiles en las cámaras, nos evitan la pesada carga de 2 ó 3 cámaras con distintos soportes sensibles, como se hacía en los 70, 80 y 90. Las cámaras digitales comienzan a estar presentes en los comienzos de los años 90, pero no es hasta el comienzo del siglo XXI cuando su uso se va introduciendo hasta terminar siendo popular.
Los que hemos utilizado las cámaras de dos objetivos estamos en la generación de los que han usado una estilográfica. Ambos elementos obsoletos hoy día y quizás desconocidos para muchas personas.
El recuerdo y conocimiento de la historia no deben alimentar la nostalgia. Me encuentro entre los que se resistió, durante un cierto tiempo , al acceso a las máquinas digitales más por añoranza del uso de los sistemas adquiridos con tanto esfuerzo e ilusión, que por razones técnicas sólidas.
Es cierto que en los comienzos de los sensores digitales, la capacidad de reproducir medios tonos y la profundidad del color no estaban optimizados. La dureza de las primeras imágenes digitales con colores muy saturados, alejaban a los fotógrafos más amantes de los matices.
Hoy no hay quién defienda el trabajo en soporte de haluros de plata, más que por razones de mantener unos procedimientos que forman parte de la historia y personalmente, también animo a que esto sea así.
Mi alejamiento de la fotografía profesional (nunca de la fotografía como afición) por motivos del destino, originó que mi inmersión en el mundo digital fuera más progresivo que si hubiera estado en activo. La distancia me permitió no requerir la incorporación de nuevo equipamiento para poder ser competitivo dentro de la profesión y me permitió analizar e ir viendo las distintas posibilidades, desde un banco de pruebas privilegiado, al poder invertir en prácticas, sin necesidad de resultados inmediatos.
La imagen digital y el desarrollo de la tecnología, permiten que hoy podamos realizar tomas desde puntos de vista que tradicionalmente sólo estaban presentes en nuestra imaginación, gracias a la posibilidad de
incorporación de los drones dentro de nuestro equipo fotográfico.
Estos nuevos dispositivos son compactos y con una calidad de lente suficiente para implementar las series fotográficas de cualquier evento, con la salvedad que hay que tener de respetar siempre la legislación vigente.
Estoy satisfecho de haber dado el paso de obtener la habilitación de operador de dron, 40 años después de obtener el de "Fotógrafo profesional con responsabilidad"
Entro con ilusión y buen ánimo, en esta nueva época que es un futuro al que creí no llegaría a conocer.